Es impresionante como una bicicleta puede unir a desconocidos!
Ahora mismo gracias a ella tengo una segunda familia en Sevilla, he conocido gente maravillosa de todas partes del mundo y he tenido el placer de compartir 12 días de ruta con Andrei, un Ruso de 54 años que ahorro durante 3 años para poder hacer un viaje largo desde España hasta Rusia.
Lo que me impresiona es que la bicicleta crea una gran familia en la que todos (en su gran mayoría) están dispuestos a ayudarse entre sí, ya sea arreglando un pinchazo, compartiendo una galleta o un caramelo si te ven con una pájara o como en esta oportunidad haciendo que dos personas que hablan distintos idiomas compartan más de 1000km juntos.
Ahora mismo nuestros caminos se separan, tengo que volver a casa por unos días y Andréi tiene que seguir en dirección Bari.
Gracias mi amigo por estos días de Aventura! Buen Camino.